LOS MANDAMIENTOS DE UNA FAMILIA CRISTIANA, I PARTE

TEMA: LOS MANDAMIENTOS DE UNA FAMILIA CRISTIANA I PARTE

TEXTO: ÉXODO 20:1-17

Comprendamos primeramente ¿Qué son los Diez Mandamientos? son diez leyes que Dios le dio a la nación de Israel después de haber salido de Egipto. Los Diez Mandamientos son prácticamente un resumen de las más de 600  leyes contenidas en la Torá, las cuales estaban divididas en leyes morales, leyes civiles, y leyes ceremoniales . 

Los diez mandamientos también están divididos en dos grupos: los primeros cuatro mandamientos tratan de nuestra relación personal con Dios y los siguientes seis mandamientos tratan de nuestra relación con nuestros prójimos. 

Entonces tenemos que hacernos una pregunta muy importante: ¿Los cristianos tenemos que cumplir los 10 mandamientos para salvarnos? la respuesta es NO, pues ya Cristo cumplio toda la ley por nosotros, pero la palabra de Dios es viva y es eterna, eso significa que los mandamientos siguen siendo importantes porque nos proporciona una guía práctica para vivir una vida agradable a Dios. 

Es por eso que este día tomando como base los 10 mandamientos dados al pueblo de Israel por medio de Moises, vamos a aplicarlos a la familia cristiana, como un modelo de vida para una familia que quiere agradar a Dios. 

I) NO PERMITAMOS ÍDOLOS EN NUESTRA FAMILIA (ÉXODO 20:3-5) 

Estos dos mandamientos van enfocados a reconocer en nuestra vida que el único Dios verdadero es nuestro Dios, nuestro creador, nuestro redentor, y nuestro Señor es él y no debemos permitir que nada ni nadie pueda llegar a ocupar el lugar del Señor en nuestra vida, en nuestro corazón. 

En la casa de una familia cristiana seguramente no habrán imágenes, pero posiblemente sí pueden haber ídolos, pues muchas veces los ídolos que hay en nuestra familia no están en un altar o en una pared, sino en nuestro corazón. 

¿Cómo reconocer un ídolo en nuestra vida y en nuestra familia? es todo aquello que aleja nuestro corazón de Dios, pueden ser personas o cosas en las cuales pensamos que podemos encontrar la satisfacción completa para nuestra vida, que en ellas encontraremos todo lo que nuestra vida necesita para ser felices, para tener gozo y paz, esto puede ser un trabajo, negocios, el dinero, los estudios, bienes materiales, amistades, etc.

Como familia todos tenemos que comprender que la satisfacción completa en la vida de un cristiano está en Dios, todo lo demás son bendiciones que él nos da. 

II) NO TOMEMOS EL NOMBRE DE DIOS EN VANO EN NUESTRA FAMILIA (ÉXODO 20:7)

Muchas veces pensamos que tomar el nombre de Dios en vano significa solamente usar el nombre de Dios para hacer un juramento que no vamos a cumplir o para ofender a alguien usando el nombre de Dios, o peor aún para decir una blasfemia en contra de Dios. 

Todo eso es importante que no lo lleguemos a hacer, y seguramente en una familia cristiana nunca lo haremos, entonces ¿Cómo tomamos el nombre de Dios en nuestras familias?

Tomamos en vano el nombre de nuestro Dios cuando nos decimos que somos una familia cristiana pero en realidad no vivimos como cristianos sino como mundanos, cuando en nuestra familia no le damos importancia a la oración, ni a la lectura de la Biblia, y tampoco nos congregamos en la iglesia, sino que vivimos como cualquier familia que no conoce de Dios. 

Tomamos también el nombre de Dios en vano cuando le llamamos Señor pero nuestras oraciones parecen que son órdenes que le estamos dando, o le llamamos Señor pero no le obedecemos. 

III) SIEMPRE DEBEMOS APARTAR TIEMPO DURANTE LA SEMANA PARA ADORAR A DIOS EN FAMILIA (ÉXODO 20:8-10) 

Dios dejó establecido el día de reposo para Israel, para que recordaran el tiempo de esclavitud y la liberacion de su esclavitud que Dios hizo por ellos sacandolos de Egipto. 

Nosotros como cristianos no estamos en la obligación de guardar ningun dia de reposo, sabemos que nuestro Dios es Señor de todos los días, pero sí tenemos un llamado de la palabra de Dios a no dejar de congregarnos, pues cuando nos congregamos al igual que el pueblo de Israel adoramos a Dios por su salvación en nuestra vida, por habernos hecho libres de la esclavitud del pecado y para ser alimentados del pan espiritual que es la palabra de nuestro Dios.

En estos días en los cuales vivimos tan llenos de quehaceres y obligaciones si algo deben aprender nuestros hijos e hijas es que SIEMPRE tenemos que apartar tiempo en nuestra semana para adorar al Señor, para congregarnos en la iglesia y ser edificados por medio de la palabra de Dios que se nos predica.  

IV) ENSEÑEMOS A NUESTRA FAMILIA A HONRAR A SUS PADRES (ÉXODO 20:12) 

Este es uno de los mandamientos que son reafirmados en el nuevo testamento, es un mandamiento que tiene promesa de bendición. 

Como padres tenemos que enseñar a nuestros hijos a honrarnos como sus padres, y ¿cómo podemos hacer eso? primeramente con nuestro ejemplo, dando honra a nuestros padres, a ambos, a nuestro padre y a nuestra madre, pues lastimosamente muchas veces por los errores que alguno de ellos han cometido en su vida pensamos que no son dignos de que los honremos, pero no es así, debemos honrarlos no porque lo merezcan sino primeramente porque es un mandato de nuestro Dios.

La mejor manera de honrar a nuestros padres se puede resumir en dos actitudes: obedecerles (Colosenses 3:20) y no menospreciarlos en su vejez, no abandonarlos (Proverbios 23:22) 

V) NO MATEMOS (ÉXODO 20:13) 

Seguramente a ninguno de nosotros se nos podría ocurrir matar a alguien de nuestra familia, jamás haríamos eso. 

Pero lastimosamente si matamos, quizás no lo hacemos físicamente, pero con nuestras palabras, con nuestras actitudes, con nuestro mal carácter, estamos matando poco a poco la autoestima de nuestros hijos e hijas, estamos matando el amor en nuestro matrimonio, estamos matando el futuro de nuestros hijos por negarnos a invertir en sus estudios, etc.

Muchos de nosotros como padres o madres de familia con nuestras burlas, con nuestras críticas y humillaciones matamos los sueños y metas de nuestros hijos e hijas.  

Tenemos que comprender que la familia ha sido creación de Dios, y el la creo que para dar vida, para ser de bendición y de edificación y no de muerte.

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