TEMA: LO QUE UN FRACASO NOS PUEDE ENSEÑAR
TEXTO: MARCOS 9:14-19 Cuando llegó a donde estaban los discípulos, vio una gran multitud alrededor de ellos, y escribas que disputaban con ellos. 15 Y en seguida toda la gente, viéndole, se asombró, y corriendo a él, le saludaron. 16 Él les preguntó: ¿Qué disputáis con ellos? 17 Y respondiendo uno de la multitud, dijo: Maestro, traje a ti a mi hijo, que tiene un espíritu mudo, 18 el cual, dondequiera que le toma, le sacude; y echa espumarajos, y cruje los dientes, y se va secando; y dije a tus discípulos que lo echasen fuera, y no pudieron. 19 Y respondiendo él, les dijo: ¡Oh generación incrédula! ¿Hasta cuándo he de estar con vosotros? ¿Hasta cuándo os he de soportar? Traédmelo.
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Nuestro Señor Jesucristo, el Maestro de maestros, enseñó a sus discípulos no solo con palabras, sino también a través de experiencias vividas. Les enseñó a orar, a predicar, a vivir con abundancia, a servir… pero también les enseño, es decir, les permitió experimentar una de las lecciones más duras y necesarias de la vida: EL FRACASO.
Jesús no quería que sus discípulos sólo conocieran el dulce sabor del éxito y el aplauso, sino también el amargo sabor del fracaso. ¿Por qué? Porque el fracaso muchas veces deja enseñanzas más profundas y duraderas que el éxito mismo.
El Señor permitió que sus discípulos intentaran, con plena confianza, echar fuera un demonio, como lo habían visto hacer tantas veces. Pero esta vez ¡No pudieron! Fracasaron. Pero ese fracaso tenía un propósito: ENSEÑARLES VERDADES FUNDAMENTALES PARA SU VIDA Y MINISTERIO.
Debemos entender que el fracaso es parte del proceso de aprendizaje. Si recientemente has fallado o fracasado en algo, en un negocio, en una relación, en un proyecto, es un buen tiempo para reflexionar y reconocer que quizá Dios lo permitió para enseñarte algo que de otra forma no podrías aprender.
Reflexionemos en estas frases:
«Cada fracaso le enseña al hombre algo que necesitaba aprender.» Charles Dickens
«Un fracasado es un hombre que ha cometido un error, pero que no es capaz de convertirlo en experiencia.» Elbert Hubbard
VEAMOS AHORA LAS LECCIONES QUE ENCONTRAMOS EN ESTA HISTORIA PARA QUE LAS APLIQUEMOS EN NUESTRA VIDA
I) ES DIFÍCIL ACEPTAR EL FRACASO, PERO ES NECESARIO
(MARCOS 9:14-18) Cuando llegó a donde estaban los discípulos, vio una gran multitud alrededor de ellos, y escribas que disputaban con ellos. 15 Y en seguida toda la gente, viéndole, se asombró, y corriendo a él, le saludaron. 16 Él les preguntó: ¿Qué disputáis con ellos? 17 Y respondiendo uno de la multitud, dijo: Maestro, traje a ti a mi hijo, que tiene un espíritu mudo, 18 el cual, dondequiera que le toma, le sacude; y echa espumarajos, y cruje los dientes, y se va secando; y dije a tus discípulos que lo echasen fuera, y no pudieron.
Podemos ver en los versículos que cuando Jesús llegó donde estaban los discípulos ellos no dijeron nada. No corrieron a contarle a Jesús que no pudieron expulsar al demonio. Es el padre del muchacho quien expone su fracaso.
¿Por qué guardaron silencio? Porque a los seres humanos nos cuesta reconocer que fallamos, que necesitamos ayuda, en lugar de eso respondemos con frases como: «Todo está bien», «En victoria», «Yo puedo con esto», cuando en realidad estamos quebrados por dentro.
Muchos no queremos admitir ante Dios que fracasamos. Seguimos aparentando que todo está bien, cuando en realidad todo se está desmoronando en nuestro alrededor y en nuestro interior (Ezequiel 13:10-12) Sí, por cuanto engañaron a mi pueblo, diciendo: Paz, no habiendo paz; y uno edificaba la pared, y he aquí que los otros la recubrían con lodo suelto, 11 di a los recubridores con lodo suelto, que caerá; vendrá lluvia torrencial, y enviaré piedras de granizo que la hagan caer, y viento tempestuoso la romperá. 12 Y he aquí cuando la pared haya caído, ¿no os dirán: Dónde está la embarradura con que la recubristeis?
Es necesario reconocer que “NUESTRA PARED” es decir, nuestros proyectos, familia, finanzas está derrumbada, para que el Señor pueda verdaderamente edificar ALGO NUEVO Y FIRME.
II. EL FRACASO NOS ENSEÑA A NO LUCHAR EN NUESTRAS FUERZAS, SINO A VENIR A JESÚS
(MARCOS 9:19) Y respondiendo él, les dijo: ¡Oh generación incrédula! ¿Hasta cuándo he de estar con vosotros? ¿Hasta cuándo os he de soportar? Traédmelo.
Jesús permitió que los discípulos fallaran para enseñarles que, cuando hay algo que no podemos enfrentar o vencer lo primero que debemos hacer es TRAERLO A ÉL
Muchos fracasan y buscan ayuda en bancos, consejeros, nuevos socios… pero lo primero que debemos hacer es traer nuestro fracaso a Jesús. ¡NO LUCHES MÁS EN TUS FUERZAS, VEN A CRISTO!
III. CUANDO FRACASAMOS, DEBEMOS CONSULTAR AL QUE SABE
(MARCOS 9:28) Cuando él entró en casa, sus discípulos le preguntaron aparte: ¿Por qué nosotros no pudimos echarle fuera?
Cuando algo no sale bien, muchas veces buscamos respuestas en personas que solamente pueden opinar, que solamente hacen conjeturas: amigos, parientes, incluso pastores o cónyuges, pero olvidamos consultar a quien sí tiene la respuesta: JESUCRISTO.
Los discípulos no consultaron al padre del joven ni a la multitud. Fueron aparte con Jesús. En la intimidad con Él es donde encontraremos no solo el porqué de nuestro fracaso, sino también EL PARA QUÉ.
IV. EL FRACASO NOS HACE HUMILDES Y NOS RECUERDA QUE EL ÉXITO TAMBIÉN DEPENDE DE LO ESPIRITUAL
(MARCOS 9:29) Y les dijo: Este género con nada puede salir, sino con oración y ayuno.
(MATEO 17:20-21) Jesús les dijo: Por vuestra poca fe; porque de cierto os digo, que si tuviereis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: Pásate de aquí allá, y se pasará; y nada os será imposible. 21 Pero este género no sale sino con oración y ayuno.
Los discípulos conocían el “método”, habían visto a Jesús echar fuera demonios muchas veces, pero no lo sabían todo. No sabían que ciertos demonios solamente se pueden enfrentar y salen con oración y ayuno.
A veces creemos que lo sabemos todo, y despreciamos el consejo o la ayuda espiritual. El fracaso nos enseña humildad y nos muestra que EL ÉXITO NO DEPENDE SOLO DE RECURSOS, ESTRATEGIAS O HABILIDADES, SINO TAMBIÉN DE FE, ORACIÓN Y AYUNO.
Muchos culpan al dinero, al tiempo, al jefe, al cónyuge o a las circunstancias. Pero el Señor dejó claro: HAY FRACASOS QUE SE DEBEN A LA FALTA DE INGREDIENTES ESPIRITUALES.
CONCLUSIÓN: El fracaso no es el fin. Es una escuela. Dios puede usarlo para enseñarte, formarte y prepararte para cosas mayores. No lo desperdicies. A los pies de Cristo, hasta el fracaso se convierte en bendición.
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