EL PODER DE LA PALABRA DE DIOS

TEMA: EL PODER DE LA PALABRA DE DIOS

TEXTO: MARCOS 2:1-2

Hoy en día más y más pastores están utilizando  las estrategias mercadológicas y empresariales para atraer a más personas a sus iglesias, para hacer que sus ministerios crezcan en números de asistentes, y es por eso que podemos ver que muchas congregaciones hacen de todo tipo de actividades para atraer a más personas a sus templos.

Pero en los versículos que hemos leído podemos ver dos elementos indispensables que superan cualquier estrategia humana:

  • Se oyó que Jesús estaba en casa (vs 1) No hay ningún pastor, salmista, predicador, apóstol, que pueda hacer algo por la vida de las personas si Jesús no está en ese lugar, pues quien obra maravillas no son las personas, sino nuestro Señor Jesucristo.

Pero lastimosamente muchas veces engrandecemos más los nombres de los hombres y de las mujeres que el de nuestro  Señor Jesús, pensamos que es más atractivo, más llamativo, el nombre de un artista o un pastor reconocido que el de nuestro Señor Jesucristo pero no es así, el importante es Jesús, el indispensable es Jesús, el que no puede faltar es Jesús, Aleluya!!

  • Les predicaba la palabra (vs 2) La casa estaba llena de personas para oír predicar a Jesús, la mejor estrategia de crecimiento eclesiástico es PREDICAR LA PALABRA DE DIOS, el poder de una iglesia no está en las guitarras, no está en la batería, no está en las danzas, el poder transformador de una iglesia está en la palabra de nuestro Dios.

Las congregaciones no tienen que crecer solamente en número, en estadísticas, sino principalmente  en conocimiento de la palabra de Dios.

Tenemos que comprender que el éxito de una congregación, el éxito de una iglesia no está en los vehículos que manejan sus miembros, ni en la ropa que usan o en los salarios que ganan, sino en los frutos que producen para el Señor (Mateo 7:17-20)

Los frutos del cristiano son espirituales, no son materiales, no son frutos de dinero, casas, vehículos, viajes, empresas, etc. Los frutos que agradan a Dios son espirituales (Mateo 3:8 / Gálatas 5:22 / Efesios 5:8-10)

Por ese motivo es importante que conozcamos la ECUACION ESPIRITUAL para fructificar en Cristo (Marcos 4:20):  a) oír la palabra, b) recibir la palabra (creerla), c) dar fruto

En las matemáticas existe una propiedad que se llama la propiedad conmutativa la cual nos dice que el orden de los factores no altera el producto, pero en esta ecuación espiritual esto no aplica, pues el orden de los factores si altera el producto, yo no puedo dar fruto en mi vida si primero no oigo y creo la palabra de Dios.

Lastimosamente es muy común hoy en día en las iglesias encontrar cristianos que les encanta la oración, se quebrantan grandemente con las alabanzas, son grandes servidores en las iglesias, pero su vida no da fruto, no hay cambios, no tienen amor, no son pacientes, no pueden controlar su carácter ¿Por qué? Porque quieren dar frutos sin oír  y sin creer la palabra de Dios.

Tienen una actitud de indiferencia, de menosprecio para la palabra de Dios, son cristianos que se emocionan con la alabanza y la oración pero se aburren con la palabra de Dios.

DEJEMOS CLARO ALGO MUY IMPORTANTE: La oración y la adoración la alabanza, son muy importantes en nuestra vida cristiana, en nuestra relación con Dios, es lo que nuestro Dios usa para disponer nuestro corazón (Salmo 10:17)

Disponer: Poner las cosas en la situación necesaria para lograr un fin, Preparar una cosa para un fin.

Pero lo único que nos hace dar fruto en nuestra vida es la palabra de nuestro Dios (Lucas 8:11 / Mateo 13:23)

Un agricultor sabe que para cosechar es muy importante arar la tierra, puede tener un arado artesanal o un tractor muy moderno, puede tener una tierra muy bien preparada, muy bien abonada, muy limpia, puede tener un invierno muy lluvioso, pero da nada sirve eso para cosechar si no tiene UNA SEMILLA!!

La palabra de Dios tiene poder:

  • De limpiar nuestra vida (Salmo 119:9)

 

  • De hacernos crecer en Fe (Romanos 10:17)

 

  • De cortar las cadenas de nuestra vida (Hebreos 4:12)

 

POR ESO CADA UNO DE NOSOTROS DEBE DECIR: CUANTO AMO TU PALABRA!  (SALMO 119:97-98)

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