TEMA: ¿POR CARNE O POR ESPÍRITU?
TEXTO: JUAN 3:6: «Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es.»
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¿Qué es lo que te impulsa a venir a la iglesia? ¿Es un deseo nacido de la carne o del Espíritu?
Y tal vez te preguntes: «¿Por qué debería importarme esto?» o incluso podrías pensar: «¿Por qué le importa al pastor?»
La intención de nuestro corazón debe ser espiritual, no carnal.
¿POR QUÉ TE CONGREGAS?
- ¿Es porque aquí está tu novio o novia?
- ¿Porque aquí están tus amigos?
- ¿Porque aquí viene tu familia?
- ¿Porque tienes la costumbre de ir a la iglesia los domingos?
- ¿Porque el horario te permite realizar tus quehaceres?
- ¿Porque aquí te sientes bien?
- ¿Porque eres líder de un ministerio o sirves en uno?
Pero, ¿qué pasaría si tu novio o novia dejara de congregarse aquí? ¿Qué pasaría si tus amigos se alejaran? ¿Qué pasaría si tu familia se apartara de los caminos de Dios? ¿Qué pasaría si la iglesia se mudara lejos de tu comunidad? ¿Qué pasaría si los horarios de los cultos cambiaran y chocaran con tus quehaceres en casa o en tu negocio? ¿Qué pasaría si ya no estuvieras en tu ministerio?
Es fundamental para nuestro cristianismo que, con total honestidad, esta mañana nos preguntemos a nosotros mismos: ¿POR QUÉ SIGO A CRISTO? ¿POR QUÉ VENGO A LA IGLESIA? ¿POR QUÉ SOY PARTE DE UN MINISTERIO? ¿CUÁL ES MI MOTIVACIÓN?
Marcos Witt tiene una alabanza que se hace esta misma pregunta:
«El estadio está vacío, la multitud a casa va, las luces se apagan y el sonido ya no está. De pronto me hallo solo con mi mente y corazón, el ruido más fuerte que oigo es mi interrogación: ¿por qué lo hago?, ¿cuál será el motivo de mi corazón?, ¿por qué me esfuerzo?»
¿Por qué debemos tener cada uno de nosotros la respuesta a esta pregunta?
I) PORQUE SI ES POR CARNE, DE NADA ME APROVECHA, SOLO EL ESPÍRITU DA VIDA.
(JUAN 6:63) «El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida.»
Debemos comprenderlo bien: la carne de nada aprovecha. Es bueno que vengas a la iglesia, que traigas a tu familia, que ocupen varias sillas y hagan crecer las estadísticas del culto. Pero, ¿de qué te aprovecha? ¿Qué te habló Dios? ¿Aprendiste algo?
Por la carne, yo vengo a sentarme y platicar. Por la carne, yo vengo a sentarme y jugar con el teléfono. Por la carne, yo vengo a sentarme y criticar. Por la carne, yo vengo a sentarme para que me miren. Pero debes comprender algo muy importante: (Romanos 10:17) «Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios.»
La fe viene por el oír, no por sentarse, no por venir a la iglesia, no por servir, ni por orar. La fe viene por oír la Palabra de Dios.
II) PORQUE SI ES POR CARNE, MI VIDA NO AGRADA A DIOS.
(ROMANOS 8:8) «Y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios.»
¿Cómo puedo reconocer a un cristiano carnal o saber si soy un cristiano carnal? La Palabra de Dios nos muestra cuáles son las características de un cristiano que vive en la carne (Gálatas 5:19-20): «Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías.»
El que viene en la carne se comporta igual que Satanás (1 Pedro 5:8): «Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar.»
El que anda en la carne busca a quien devorar en fornicaciones, y adulterios, con insinuaciones, con invitaciones. Busca a la oveja débil, a la oveja lastimada por el mundo. Tienen apariencia de piedad, pero son lobos rapaces (Mateo 7:15): «Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces.»
(2 Timoteo 3:5-6): «Que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella; a estos evita. Porque de estos son los que se meten en las casas y llevan cautivas a las mujercillas cargadas de pecados, arrastradas por diversas concupiscencias.»
El que anda en la carne se comporta como Satanás, buscando a quien devorar con sus chismes, con sus pleitos, con sus malas actitudes. (Gálatas 5:14-16): «Porque toda la ley en esta sola palabra se cumple: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Pero si os mordéis y os coméis unos a otros, mirad que también no os consumáis unos a otros.»
¿Cómo puede agradar a Dios nuestros pleitos, celos, iras, contiendas dentro de su casa? ¿Cómo puede agradar al Señor que dentro de su casa hagamos pedazos al prójimo, que dentro de su casa haya contiendas entre hermanos?
La Palabra de Dios es clara: (1 Juan 3:10): «En esto se manifiestan los hijos de Dios, y los hijos del diablo: todo aquel que no hace justicia, y que no ama a su hermano, no es de Dios.»
Servidor, tienes que comprender que no es tu uniforme el que agrada a Dios, sino tu corazón.
III) TENEMOS QUE SEGUIR A CRISTO MOTIVADOS POR EL ESPÍRITU PARA AGRADAR A DIOS.
(1 PEDRO 4:2): «Para no vivir el tiempo que resta en la carne, conforme a las concupiscencias de los hombres, sino conforme a la voluntad de Dios.»
Vengamos a la iglesia con el deseo del corazón de hacer su voluntad, no la nuestra. Procuremos agradarlo haciendo lo que Él nos manda que hagamos.
Ven a buscar a Dios: (1 Crónicas 22:19): «Poned, pues, ahora vuestros corazones y vuestros ánimos en buscar a Jehová vuestro Dios; y levantaos, y edificad el santuario de Jehová Dios, para traer el arca del pacto de Jehová, y los utensilios consagrados a Dios, a la casa edificada al nombre de Jehová.»
Ven a escuchar su Palabra: (Eclesiastés 5:1): «Cuando fueres a la casa de Dios, guarda tu pie; y acércate más para oír que para ofrecer el sacrificio de los necios; porque no saben que hacen mal.»
Ven con agradecimiento por sus bondades: (Salmo 100:4-5): «Entrad por sus puertas con acción de gracias, por sus atrios con alabanza; alabadle, bendecid su nombre. Porque Jehová es bueno; para siempre es su misericordia, y su verdad por todas las generaciones.»
CONCLUSIÓN: Para vivir una vida que agrada a Dios, es esencial que nuestra motivación para seguir a Cristo y congregarnos esté guiada por el Espíritu y no por la carne. Debemos examinar sinceramente nuestras intenciones y asegurarnos de que nuestro compromiso con Dios sea auténtico y no basado en razones superficiales o pasajeras. Al buscar a Dios con un corazón sincero, centramos nuestra fe en su Palabra y nos alineamos con su voluntad, lo cual nos lleva a vivir de manera que honremos a Dios y construyamos una comunidad de amor y edificación mutua.
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