ESTUDIO CARTA A LOS ROMANOS, FUNDAMENTOS DE LA FE CRISTIANA III PARTE: ÉL JUICIO DE DIOS; LA VERDAD VS LAS APARIENCIAS
TEXTO: ROMANOS 2:1-6 Por lo cual eres inexcusable, oh hombre, quienquiera que seas tú que juzgas; pues en lo que juzgas a otro, te condenas a ti mismo; porque tú que juzgas haces lo mismo.2 Mas sabemos que el juicio de Dios contra los que practican tales cosas es según verdad. 3 ¿Y piensas esto, oh hombre, tú que juzgas a los que tal hacen, y haces lo mismo, que tú escaparás del juicio de Dios? 4 ¿O menosprecias las riquezas de su benignidad, paciencia y longanimidad, ignorando que su benignidad te guía al arrepentimiento? 5 Pero por tu dureza y por tu corazón no arrepentido, atesoras para ti mismo ira para el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios, 6 el cual pagará a cada uno conforme a sus obras.
Este día continuamos estudiando la carta a los romanos y el capítulo 2 nos habla de el JUICIO DE DIOS UNIVERSAL Y JUSTO, que se aplica a todas las personas sin excepción, INCLUYENDO A AQUELLOS QUE SE CONSIDERAN SUPERIORES MORALMENTE, es decir, incluyendo a las personas que se creen buenas, que se consideran mejores que los demás y por lo tanto se creen merecedoras de la salvación y de ser libradas de la ira de Dios.
EN ROMANOS CAPÍTULO 2 SE NOS ENSEÑA QUE:
Todos somos pecadores y estamos bajo el juicio de Dios que nos declara culpables.
La justicia de Dios es imparcial y se aplica a todos por igual.
La única esperanza para ser declarado justo es la gracia de Dios, que se ofrece a todos por medio de Jesucristo.
VEAMOS EN EL TEXTO QUE HEMOS LEÍDO QUE NO ENSEÑA CON RESPECTO AL JUICIO DE DIOS:
I) CREERNOS PERSONAS BUENAS Y SUPERIORES MORALMENTE QUE LOS DEMÁS SOLAMENTE NOS CONDENA A NOSOTROS MISMOS
(ROMANOS 2:1) Por lo cual eres inexcusable, oh hombre, quienquiera que seas tú que juzgas; pues en lo que juzgas a otro, te condenas a ti mismo; porque tú que juzgas haces lo mismo.
En los estudios anteriores vimos que la culpabilidad de la humanidad era inexcusable, pues en Romanos capitulo 1 se nos habla de DOS TIPOS DE PERSONAS:
LOS QUE DICEN QUE NO SABIAN QUE EXISTIA DIOS: Pero la palabra del Señor nos enseña que nadie puede decir que no sabía que existía Dios, pues la naturaleza misma y el universo nos declara la existencia de un creador.
LOS QUE RECONOCEN QUE SON PECADORES Y CONOCEN A DIOS Y SU PLAN REDENTOR PERO LO RECHAZAN; Si reconocemos que somos pecadores y conocemos a Dios y su plan redentor pero lo rechazamos menospreciando el sacrificio de Cristo, esto nos hace merecedores de la ira de Dios.
Pero en el capítulo dos encontramos otro tipo de personas:LAS QUE CREEN QUE SON BUENAS O SUPERIORES MORALMENTE LOS DEMÁS y por eso creen que la ira de Dios o el juicio de Dios no vendrá sobre ellos.
Estas personas son las que creen que son otros los que tienen que ser salvadas pues “esos pecadores si merecen el juicio de Dios sobre sus vidas”
Pero la palabra de Dios nos dice que toda persona que se considera buena o mejor que otros moralmente hablando se condena a sí mismo, pues juzgando a otros también está pecando de manera grave ante Dios pues está tomando un lugar que no le corresponde (Santiago 4:11-12) Hermanos, no murmuréis los unos de los otros. El que murmura del hermano y juzga a su hermano, murmura de la ley y juzga a la ley; pero si tú juzgas a la ley, no eres hacedor de la ley, sino juez. 12 Uno solo es el dador de la ley, que puede salvar y perder; pero tú, ¿quién eres para que juzgues a otro?.
Nuestro Señor Jesucristo nos enseñó que no podemos ser justificados por Dios si nos creemos justos o más justos que los demás (Lucas 18:9-14) A unos que confiaban en sí mismos como justos, y menospreciaban a los otros, dijo también esta parábola: 10 Dos hombres subieron al templo a orar: uno era fariseo, y el otro publicano. 11 El fariseo, puesto en pie, oraba consigo mismo de esta manera: Dios, te doy gracias porque no soy como los otros hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni aun como este publicano; 12 ayuno dos veces a la semana, doy diezmos de todo lo que gano. 13 Mas el publicano, estando lejos, no quería ni aun alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: Dios, sé propicio a mí, pecador. 14 Os digo que este descendió a su casa justificado antes que el otro; porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla será enaltecido.
II) EL JUICIO DE DIOS SOBRE LOS QUE SE CREEN SUPERIORES MORALMENTE A LOS DEMÁS NO ES SEGÚN APARIENCIAS SINO SEGÚN VERDAD
(ROMANOS 2:2) Mas sabemos que el juicio de Dios contra los que practican tales cosas es según verdad.
Al hablar de nosotros mismos al comparar nuestra vida con la de los demás siempre usamos las palabras: “yo considero”, “yo creo”, “desde mi punto de vista”, etc, pero el juicio de Dios nos es según lo que nosotros consideramos o creemos, es SEGÚN VERDAD.
La verdad con la cual Dios juzga nuestra vida es SU LEY pues la ley es la que nos muestra nuestro pecado, la ley es la que nos demuestra nuestros errores, es la que nos hace reconocer que no somos justos ante Dios, (Lucas 18:18-23) Un hombre principal le preguntó, diciendo: Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna? 19 Jesús le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno, sino solo Dios. 20 Los mandamientos sabes: No adulterarás; no matarás; no hurtarás; no dirás falso testimonio; honra a tu padre y a tu madre. 21 Él dijo: Todo esto lo he guardado desde mi juventud. 22 Jesús, oyendo esto, le dijo: Aún te falta una cosa: vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme. 23 Entonces él, oyendo esto, se puso muy triste, porque era muy rico.
El Señor le demostró a este hombre que se creía a sí mismo justo que en realidad estaba fallando en LOS DOS PRINCIPALES MANDAMIENTOS DE LA LEY: (Marcos 12:28-31) Acercándose uno de los escribas, que los había oído disputar, y sabía que les había respondido bien, le preguntó: ¿Cuál es el primer mandamiento de todos? 29 Jesús le respondió: El primer mandamiento de todos es: Oye, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es. 30 Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento. 31 Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que estos.
Tenemos que tener claro que si queremos medir nuestra bondad o nuestra justicia, el estándar no son las apariencias, ni la vida de los demás sino la verdad de nuestro Dios (Juan 7:24) No juzguéis según las apariencias, sino juzgad con justo juicio.
III) TENEMOS QUE COMPRENDER QUE VERDADERAMENTE QUIEN ES BUENO NO SOMOS NOSOTROS SINO NUESTRO DIOS CON NOSOTROS
(ROMANOS 2: 3-4) ¿Y piensas esto, oh hombre, tú que juzgas a los que tal hacen, y haces lo mismo, que tú escaparás del juicio de Dios? 4 ¿O menosprecias las riquezas de su benignidad, paciencia y longanimidad, ignorando que su benignidad te guía al arrepentimiento?
Cuando juzgamos a otros solamente nos condenamos a nosotros mismos pues de la misma manera que juzgamos seremos juzgados, con la misma medida seremos medidos (Mateo 7:1-2) No juzguéis, para que no seáis juzgados. 2 Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os será medido.
Si hasta hoy el juicio de Dios no ha venido a nuestra vida, no es porque somos buenos, sino porque el Señor ha tenido misericordia de nosotros para darnos oportunidad de arrepentirnos y que el juicio y la ira de Dios ya no estén sobre nuestra vida (Romanos 2:4) ¿O menosprecias las riquezas de su benignidad, paciencia y longanimidad, ignorando que su benignidad te guía al arrepentimiento?.
Desde el Antiguo testamento nos declara esta verdad, no es por causa de nuestra bondad, sino por la misericordia del Señor que estamos hasta aquí (Lamentaciones 3:22) Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias.
IV) TENEMOS QUE DEJAR CLARO: DIOS NO ES MALO NI ES INJUSTO, DIOS ES BUENO, PERO NO QUEREMOS RECONOCER NUESTRA CONDICIÓN PARA PODER SER SALVOS
(ROMANOS 2:5-6) Pero por tu dureza y por tu corazón no arrepentido, atesoras para ti mismo ira para el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios, 6 el cual pagará a cada uno conforme a sus obras.
Dios es juez justo, él nos juzga según verdad y justicia, pero si nos condenamos no es por causa de injusticia, ni por falta de amor de parte de Dios, es porque NOSOTROS NO HEMOS QUERIDO ARREPENTIRNOS DE NUESTROS PECADOS.
DIOS ES BUENO Y JUSTO, TENEMOS QUE ARREPENTIRNOS DE CORAZÓN.
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