TEMA: NO DESCUIDEMOS LAS PUERTAS DE NUESTRO CORAZÓN
TEXTO: PROVERBIOS 4:23 Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; Porque de él mana la vida.
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Esta semana todos quedamos impactados con una noticia muy dolorosa, diecinueve niños murieron a manos de un joven que entró con un arma disparando a su escuela, algo terrible que verdaderamente nos llena de dolor, en esa mañana familias fueron heridas profundamente por la muerte de un hijo o de una hija, el corazón de muchos padres, madres y abuelos, fueron quebrantados completamente por la pérdida de sus hijos y nietos.
Esos niños representaban sueños, proyectos, esperanzas, y alegría para sus padres, pero todo eso fue arrebatado en un momento, y nuestras oraciones son para el consuelo de esas familias en su mayoría latinas, las cuales emigraron de sus países huyendo de la violencia.
¿Pero cómo fue posible que ese joven pudiera entrar armado a la escuela? las noticias confirman que ese joven pudo entrar porque en la escuela había UNA PUERTA QUE NO ESTABA ASEGURADA, entró por una puerta que no estaba bien cerrada.
ESO A NUESTRA VIDA CRISTIANA DEBE DARNOS UNA GRAN LECCIÓN: TENEMOS QUE CUIDAR BIEN LAS PUERTAS DE NUESTRO CORAZÓN, TENEMOS QUE CUIDAR LAS PUERTAS DE NUESTRA VIDA. Cuando no tenemos bien cerrada alguna puerta de nuestra vida el enemigo tiene oportunidad de robarnos las bendiciones que Dios nos ha dado, tiene oportunidad de robarnos la paz de nuestro matrimonio, de robarnos la armonia de nuestra familia, de robarnos el gozo y la paz que hay en nuestro corazón.
¿DE QUÉ MANERA DESCUIDAMOS ESAS PUERTAS EN NUESTRA VIDA QUE NOS CAUSA TANTO DAÑO?
I) CUANDO NO CORTAMOS DE RAÍZ TODA RELACIÓN PECAMINOSA EN NUESTRA VIDA (MATEO 5:29-31) Por tanto, si tu ojo derecho te es ocasión de caer, sácalo, y échalo de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno. 30 Y si tu mano derecha te es ocasión de caer, córtala, y échala de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno.
Nuestro Señor Jesucristo nos dejó bien clara una verdad espiritual, para todo aquello que puede convertirse en una ocasión de caer, para todo aquello que sabemos que nos sirve de tropiezo en nuestra vida, no debemos andar con “paños tibios”, tenemos que ser radicales.
Ser radical significa ir directamente a la raíz, es decir cortar algo completamente, y eso es lo que tenemos que hacer con aquellas relaciones pecaminosas que podríamos tener en nuestra vida
Mantener contacto con aquellas personas que sabemos que son ocasión de caer para nuestra vida significa dejar la puerta abierta para el enemigo, y si de algo podemos estar seguros es que es IMPOSIBLE jugar con el pecado sin que salgamos afectados (Proverbios 6:27-29) ¿Tomará el hombre fuego en su seno Sin que sus vestidos ardan? 28 ¿Andará el hombre sobre brasas Sin que sus pies se quemen? 29 Así es el que se llega a la mujer de su prójimo; No quedará impune ninguno que la tocare.
II) CUANDO COMENZAMOS A DESCUIDAR EL CERROJO PRINCIPAL DE NUESTRA VIDA: NUESTRA COMUNIÓN CON DIOS (Gálatas 5:16-17) Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne, 17 Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y estos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis.
Como lo hemos dicho en mensajes anteriores este es el conflicto diario que todos los cristianos tenemos en nuestra vida, el conflicto entre los deseos de la carne y los deseos del Espíritu.
¿Cual es la clave para tener en victoria en ese conflicto? NUESTRA COMUNIÓN CON DIOS (Vs 16) Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne, tenemos que comprender que cuando descuidamos nuestra comunión DIARIA con el Señor estamos dejando la puerta abierta para que TRES ENEMIGOS de todo cristiano puedan venir a dañar nuestra vida, nuestra familia y nuestro futuro (1 Juan 2:16) Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo.
III) CUANDO NUESTRAS PRIORIDADES CAMBIAN Y PONEMOS NUESTRO CORAZÓN EN EL DINERO (1 TIMOTEO 6:9-10) Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición; 10 porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores.
Estoy seguro que muchos de nosotros hemos visto hermanos y hermanas de nuestras iglesias que eran miembros fieles, que llegaban a adorar a Dios en familia, que eran servidores de los ministerios de la iglesia, pero que de pronto su corazón se desvió, sus prioridades cambiaron, y pusieron su amor en el dinero y en los bienes materiales.
Y cuando nuestro amor está en el dinero el enfoque principal de nuestra vida está en todo aquello que produce dinero, queremos más dinero y para lograr eso descuidamos nuestra relación con Dios para tener más horas laborales, descuidamos nuestra iglesia y nuestros ministerios para dedicarle más tiempo al negocio, y poco a poco nuestra vida se va llenando de afanes que ahogan nuestra vida espiritual.
Pero tenemos que comprender que el amor al dinero significa abrir la puerta vieja, significa darle entrada a nuestra vida a muchos males que encontramos en el texto que hemos leído: TENTACIÓN Y LAZO, CODICIAS NECIAS QUE HUNDEN A LOS HOMBRES EN DESTRUCCIÓN Y PERDICIÓN , EXTRAVIARSE DE LA FE Y SER TRASPASADO DE MUCHOS DOLORES.
¿Entendemos hoy la importancia de no descuidar la puerta de nuestra vida para no permitir que entre el materialismo a nuestro corazón?
¿Cómo podemos mantener cerrada esa puerta en nuestra vida? la clave es el CONTENTAMIENTO (1 Timoteo 6:6-8) Pero gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento; 7 porque nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar. 8 Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto.
CONCLUSIÓN: Cuidemos las puertas que pueden estar abiertas o mal cerradas en nuestro corazón, no permitamos que el enemigo tenga más oportunidades para hacernos caer, para destruir la obra que Dios está haciendo en nuestra vida (2 Corintios 2:11) para que Satanás no gane ventaja alguna sobre nosotros; pues no ignoramos sus maquinaciones.
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