¿QUÉ ES LO MEJOR PARA MI FAMILIA?

TEMA: ¿QUÉ ES LO MEJOR PARA MI FAMILIA?

TEXTO: PROVERBIOS 15:16 / PROVERBIOS 16:8

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¿Cuántas veces hemos escuchado o quizás nosotros mismos hemos dicho la tan famosa frase: “Yo quiero lo mejor para mi familia”?

Cuando escuchamos o decimos esa frase ¿que significa para nosotros?

Generalmente lo primero que pensamos es que lo que queremos para nuestra familia es que tengan educación en los mejores colegios y las mejores universidades, que les compremos ropa de la mejor marca, que nuestra familia tenga el mejor vehículo, que nuestra familia siempre tenga la mejor comida, que estén bajo él cuidado del mejor médico, etc.

Y definitivamente que todo eso que hemos mencionado anteriormente es algo muy bueno para nuestra familia, pero ¿Será lo mejor?

En los versículos que hemos leído para comenzar se nos dice que es mejor lo poco con el temor de Jehová y que también es mejor lo poco con justicia, eso significa que no necesariamente lo mejor para nuestra familia tiene que ver con lo material, con lo económico, con lo que él dinero puede comprar, sino principalmente con nuestra manera de vivir.

Entonces ¿Qué es lo mejor para mi familia?, veamos la respuesta por medio de la palabra de Dios:

I) LO MEJOR PARA MI FAMILIA ES QUE SIEMPRE CAMINEMOS JUNTOS EN EL CAMINO DE DIOS (JOSUÉ 24:15)

Papá y mamá, no apartes a tu familia del camino de Dios, recuerda que primeramente los niños no aprenden por obediencia sino por medio de nuestro ejemplo.

Lo mejor es que nuestros hijos desde pequeños puedan conocer el camino correcto para que nunca se aparten de él (Proverbios 22:6)

Cuando caminamos juntos en el camino de Dios en el futuro vamos a poder tener la satisfacción y el gozo de saber que aunque nuestros hijos ya no están con nosotros pero ellos y sus familias siguen caminando en el camino que nosotros les enseñamos (3 Juan 1:4)

No hay nada mejor que ver a nuestros hijos crecer en los caminos de Dios.

II) LO MEJOR PARA NUESTRA FAMILIA ES PODER VIVIR EN UNA HOGAR LIBRE DE OFENSAS Y DE VIOLENCIA (ISAÍAS 32:18)

Que triste es para muchos niños y jóvenes tener que vivir escuchando y viendo a sus padres ofenderse mutuamente y peor aun tener que ver a su propio padre golpeando y maltratando a su mamá.

Tenemos que saber que ningún equipo tecnológico, ningún juego de vídeo, ninguna ropa de la mejor marca, puede quitar del corazón de un niño o de una niña la angustia de vivir en un hogar lleno de violencia y de ofensas.

Si de verdad queremos lo mejor para nuestra familia hagamos lo que sea necesario para erradicar de nuestro hogar la violencia, los abusos y las ofensas, ¿como podemos hacerlo? Rindiendo de corazón nuestra vida a Jesús, él es el único que puede traer verdadera paz a nuestra familia (Juan 14:27)

Pero también tenemos que comprender que muchas veces los casos de violencia y abusos que vivimos en el hogar no van a terminar hasta que con la valentía de Dios tomemos la decisión de denunciar, de reconocer que las autoridades han sido dejadas por nuestro Dios para nuestra protección y la de nuestra familia. (Romanos 13:1-4)

III) LO MEJOR PARA NUESTRA FAMILIA ES PODER VIVIR EN UN HOGAR LIBRE DE VICIOS E INMORALIDAD (ROMANOS 13:13)

El anhelo de toda verdadera familia cristiana tiene que ser poder vivir “Como de día, honestamente” es decir sin nada que ocultar, sin nada de qué avergonzarse.

Definitivamente que no es lo mejor para los hijos ver a su padre ponerse borracho, ni tener que soportar los efectos del licor en sus padres (Salmo 107:27 / Isaías 28:8)

Igualmente tenemos que comprender que no es lo mejor para nuestros hijos e hijas tener que darse cuenta de las inmoralidades de sus padres, de sus adulterios, de sus fornicaciones, pero lastimosamente muchos niños y jóvenes tienen que soportar ver a sus padres dormir con personas diferentes en su propia casa, tienen que acostumbrarse a llamarle a esa persona “El amigo de mi mamá” o la “amiga de mi papá”

Tenemos que tener claro lo que nos declara la palabra de Dios (Ezequiel 23:43-44 / Hebreos 13:4)

DIOS NO SE AGRADA DE NUESTRAS INMORALIDADES, NO PODEMOS ACOSTUMBRARNOS A VIVIR ASÍ.

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