¿CÓMO SER LIBRES DEL ADULTERIO?

TEMA: ¿CÓMO SER LIBRES DEL ADULTERIO?

 

TEXTO: PROVERBIOS 5:18-23

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La palabra de Dios nos hace un llamado a los matrimonios a cuidarnos de la impureza sexual, es decir a cuidarnos del adulterio

 

Los casados, tanto hombres como mujeres , tiene que deleitarse y amar a la mujer o al hombre de su juventud, es decir que en el amor de su esposa  o de su esposo y en sus caricias tiene que estar su satisfacción sin necesidad de buscar eso en otro hombre o en otra mujer (vs 18-19)

 

Ya reconocimos que Dios no quiere que nosotros como matrimonios cristianos caigamos en adulterio, pero lastimosamente a pesar de todas las advertencias que nuestro Dios nos da en su palabra muchos hombres y mujeres cristianos han caído y están enredados en una relación de adulterio, y es por eso que es muy importante responder la pregunta ¿COMO PUEDO SER LIBRE DEL ADULTERIO? 

 

I) PRIMERAMENTE, PARA PODER SER LIBRES DEL ADULTERIO TENEMOS QUE RECONOCER QUE EL PECADO NOS HA CEGADO (vs 20)

 

Es decir que no estamos viendo la realidad de nuestra vida, no estamos viendo lo que esta relación de adulterio está causando en nuestra vida en el ámbito familiar, financiero, espiritual, etc es por eso que para poder ser libres del adulterio tenemos que pedir a Dios que abra nuestros ojos, y que nos ayude a levantarnos de este estilo de vida de pecado (Salmo 146:8) 

 

II) TENEMOS QUE RECONOCER QUE NADA DE LO QUE HACEMOS ESTÁ OCULTO DELANTE DE DIOS (PROVERBIOS 5:21 / LUCAS 8:17) ) 

 

Nunca podemos pensar que nuestro pecado nadie lo conoce, que de nuestro pecado nadie se ha dado cuenta, porque Dios conoce cada uno de nuestros caminos, de Dios no nos podemos ocultar (Salmo 139:7-11) 

 

Si Dios no ha permitido que nuestro pecado salga a la luz y que seamos avergonzados públicamente es porque él tiene misericordia y nos llama al arrepentimiento (Romanos 2:4 /2 Pedro 3:9)

 

No esperemos para arrepentirnos hasta que nuestro pecado sea descubierto, hasta que nuestro pecado salga a la luz así como David (2 Samuel 12:1-8 / Salmo 51) hoy es un buen dia para arrepentirnos y pedir la ayuda de Dios para cambiar. 

 

III) TENEMOS QUE VER HACIA ADENTRO DE NUESTRA PROPIA VIDA Y RECONOCER EL DAÑO QUE NOS ESTAMOS CAUSANDO (PROVERBIOS 5:22-23) 

 

El adulterio es un pecado que es como una cuerda que nos va enredando cada dia mas y mas hasta que se nos hace casi imposible liberarnos.

 

Tenemos que reconocer el daño que le estamos causando a nuestra comunión con Dios, a nuestra vida espiritual (Proverbios 6:32) 

 

¿En que nos ha convertido o en que nos está convirtiendo el adulterio? 

 

¿En unos farsantes expertos en mentiras?

 

¿En unos hipócritas que tienen que vivir aparentando lo que no somos? 

 

¿En unos insensatos dispuestos a cualquier locura con tal de continuar con una relación que no agrada a DIos? 

 

IV)  TENEMOS QUE RECONOCER EL DAÑO QUE LE ESTAMOS CAUSANDO A NUESTRA PROPIA FAMILIA 

 

En nuestras finanzas familiares (Proverbios 28:13) muchas familias viven en escasez pues el dinero no alcanza y las tarjetas están sobregiradas a causa de sostener una relación de adulterio.

 

En la armonia familiar (Proverbios 6:33-35 / Cantares 8:6) Las dudas, los celos, el dolor y las heridas que el adulterio causa muchas veces destruyen los matrimonios, es por eso que tenemos que reconocer el daño que le estamos causando a nuestra familia antes que sea demasiado tarde. 

 

En el testimonio y ejemplo que le estamos dando a nuestros hijos (Ezequiel 16:44-45) No podemos pensar que nuestros hijos no se fijan, que nuestros hijos no se dan cuenta de nuestro estilo de vida y de nuestros problemas matrimoniales, ellos están aprendiendo de nosotros y siguiendo nuestro ejemplo, para bien o para mal. 

CONCLUSIÓN: No importa cuan enredados podamos estar en las cuerdas de nuestro propio pecado, tenemos que recordar y confiar que nuestro Señor Jesucristo ha venido a dar vista a los ciegos, a sanar a los quebrantados de corazón, a dar libertad a los cautivos (Lucas 4:18) hoy Cristo puede hacer todo eso en nuestra vida, si le entregamos nuestro corazón a él.