TEMA: ¿QUÉ DEBEMOS HACER PARA PODER VIVIR EN PAZ?
TEXTO: FILIPENSES 4:6-7 Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. 7 Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.
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Seguramente todos este año si algo anhelamos es poder disfrutar de la paz que solamente nuestro Dios nos puede dar, pero ¿Que nos está impidiendo disfrutar esa paz?
Lo que nos impide a muchos de nosotros poder disfrutar de la paz del Señor que sobrepasa todo entendimiento y poder vivir tranquilos es que no ponemos en las manos de Dios lo que nos preocupa, lo que nos está causando angustia, es decir, TODO AQUELLO QUE NOS ROBA LA PAZ.
Respondamos entonces por medio de la palabra del Señor: ¿QUE DEBEMOS HACER PARA PODER VIVIR EN PAZ? Tenemos que poner en las manos de Dios todo aquello que no nos permite vivir en paz.
I) TENEMOS QUE PONER EN LAS MANOS DE DIOS NUESTRA CARGAS
(MATEO 11:28) Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.
Esas cargas pesadas que llevamos en la vida son las responsabilidades o situaciones difíciles que enfrentamos en nuestra existencia diaria. Estas cargas producen agotamiento físico, emocional o espiritual, y muchas veces producen en nosotros un SENTIMIENTO DE INCAPACIDAD para continuar.
Es por eso que la palabra de Dios nos dice que necesitamos despojarnos del peso que no nos deja avanzar en la carrera de la vida, ese peso que nos mantiene llenos de amargura, de frustración y no nos deja avanzar en la vida (Hebreos 12:1) Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, ESAS CARGAS QUE LLEVAMOS EN NUESTRA VIDA PUEDEN SER:
Cargas físicas: Enfermedades crónicas o problemas de salud. Fatiga y frustración por exceso de trabajo
Cargas emocionales: Pérdida de un ser querido, Conflictos familiares, laborales o personales.
Cargas financieras: Deudas que parecen insuperables, Ingresos insuficientes para cubrir necesidades básicas.
Cargas laborales o académicas: Exceso de responsabilidades en el trabajo o estudio. Presión por alcanzar metas o expectativas elevadas.
Cargas espirituales: Sentimientos de culpa o falta de perdón hacia uno mismo o hacia otros.
El Señor nos invita a traer todas esas cargas y permitir que él nos haga descansar por su amor, su fidelidad y su poder.
II) TENEMOS QUE PONER EN LAS MANOS DE DIOS NUESTRAS ANSIEDADES
(1 PEDRO 5:6-7) Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo; 7 echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros.
Muchas veces lo que nos roba la paz no son cosas concretas o reales, sino aquellas cosas que “PODRÍAN LLEGAR A PASAR” pero que en realidad no están pasando.
La diferencia entre las cargas y las ansiedades es que LAS CARGAS son cosas concretas, reales y objetivas que enfrentamos en nuestra vida, en cambio LAS ANSIEDADES son preocupaciones o temores que muchas veces no tienen una base concreta o real, o que están infladas en nuestra mente. SON PENSAMIENTOS O SENTIMIENTOS SOBRE COSAS QUE PODRÍAN SUCEDER O QUE TEMEMOS QUE OCURRAN, AUNQUE TAL VEZ NUNCA PASEN.
Las ansiedades se producen por los PENSAMIENTOS ANTICIPATORIOS NEGATIVOS es decir están basados en el «¿QUÉ PASARÍA SI…?».
Por ejemplo muchas personas tienen su corazón lleno de ansiedades pensando «¿Y si pierdo mi trabajo?», «¿Y si me enfermo?», o «¿Y si no puedo pagar?».
Es por eso que tenemos que PONER ESAS ANSIEDADES EN LAS MANOS DE DIOS, es decir, poner en sus manos nuestros temores (Salmos 34:4) Busqué a Jehová, y él me oyó, Y me libró de todos mis temores.
Ese temor por lo que puede pasar en el futuro, confiando que Dios tiene TODO EL CONTROL tanto en el presente como en el futuro (Salmo 90:1-2) Señor, tú nos has sido refugio De generación en generación. 2 Antes que naciesen los montes Y formases la tierra y el mundo, Desde el siglo y hasta el siglo, tú eres Dios.
III) TENEMOS QUE PONER EN LAS MANOS DE DIOS NUESTRAS BATALLAS
(2 REYES 19:10-19) Así diréis a Ezequías rey de Judá: No te engañe tu Dios en quien tú confías, para decir: Jerusalén no será entregada en mano del rey de Asiria. 11 He aquí tú has oído lo que han hecho los reyes de Asiria a todas las tierras, destruyéndolas; ¿y escaparás tú? 12 ¿Acaso libraron sus dioses a las naciones que mis padres destruyeron, esto es, Gozán, Harán, Resef, y los hijos de Edén que estaban en Telasar? 13 ¿Dónde está el rey de Hamat, el rey de Arfad, y el rey de la ciudad de Sefarvaim, de Hena y de Iva? 14 Y tomó Ezequías las cartas de mano de los embajadores; y después que las hubo leído, subió a la casa de Jehová, y las extendió Ezequías delante de Jehová. 15 Y oró Ezequías delante de Jehová, diciendo: Jehová Dios de Israel, que moras entre los querubines, solo tú eres Dios de todos los reinos de la tierra; tú hiciste el cielo y la tierra. 16 Inclina, oh Jehová, tu oído, y oye; abre, oh Jehová, tus ojos, y mira; y oye las palabras de Senaquerib, que ha enviado a blasfemar al Dios viviente. 17 Es verdad, oh Jehová, que los reyes de Asiria han destruido las naciones y sus tierras; 18 y que echaron al fuego a sus dioses, por cuanto ellos no eran dioses, sino obra de manos de hombres, madera o piedra, y por eso los destruyeron. 19 Ahora, pues, oh Jehová Dios nuestro, sálvanos, te ruego, de su mano, para que sepan todos los reinos de la tierra que solo tú, Jehová, eres Dios.
Ezequias fue muy sabio para actuar en el momento que los reyes de Asiria llegaron para amenazar y para hacerle la guerra.
Él no se rindió, él no se humilló delante de ellos, él no se dio por derrotado, ÉL VINO DELANTE DEL SEÑOR y puso su batalla en las manos de Dios.
Cada uno de nosotros tenemos que tener bien claro en nuestra vida algo muy importante: UNA COSA ES LO QUE DICEN LOS HOMBRES Y OTRA COSA ES LO QUE DICE NUESTRO DIOS.
Todos nosotros podemos recibir amenazas, diagnósticos de salud difíciles o palabras negativas de las personas que quieren vernos derrotados, pero tenemos que comprender que al final LA ÚLTIMA PALABRA LA TIENE NUESTRO DIOS (2 Reyes 19:32-34) Por tanto, así dice Jehová acerca del rey de Asiria: No entrará en esta ciudad, ni echará saeta en ella; ni vendrá delante de ella con escudo, ni levantará contra ella baluarte. 33 Por el mismo camino que vino, volverá, y no entrará en esta ciudad, dice Jehová. 34 Porque yo ampararé esta ciudad para salvarla, por amor a mí mismo, y por amor a David mi siervo.
CONCLUSIÓN: Para vivir en paz debemos confiar plenamente en Dios, entregándole nuestras cargas, ansiedades y batallas. Él nos llama a descansar en su poder y a caminar con fe, sabiendo que tiene el control de todo. Cuando depositamos en Él nuestras preocupaciones, su paz que sobrepasa todo entendimiento llenará nuestro corazón y nuestra mente, permitiéndonos experimentar una vida plena incluso en medio de las adversidades.
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