TEMA: EL DIAGNOSTICO DE DIOS PARA LOS PROBLEMAS DEL MATRIMONIO
TEXTO: MATEO 19:5-8 y dijo: Por esto el hombre dejará padre y madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne? 6 Así que no son ya más dos, sino una sola carne; por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre. 7 Le dijeron: ¿Por qué, pues, mandó Moisés dar carta de divorcio, y repudiarla? 8 Él les dijo: Por la dureza de vuestro corazón Moisés os permitió repudiar a vuestras mujeres; mas al principio no fue así.
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Podemos ver en estos textos que el ideal de Dios para el matrimonio es que sea indivisible, que no termine en separación o divorcio, sino que los cónyuges permanezcan en una relación bendecida por el Señor.
Pero la realidad es que muchos matrimonios terminan mal, terminan en divorcio, y tristemente esto sucede también dentro de la iglesia, en los matrimonios cristianos.
Pero ¿Cuál es la causa de estos fracasos matrimoniales? Nuestro Señor Jesucristo hace un diagnóstico espiritual para que podamos comprender la verdadera causa de los problemas en el matrimonio, el diagnostico del Señor es por LA DUREZA DEL CORAZÓN.
La «DUREZA DE CORAZÓN» a la cual el Señor se refiere en este texto es la obstinación y resistencia de las personas a seguir la voluntad de Dios en sus relaciones.
¿CÓMO SE MANIFIESTA LA DUREZA DE CORAZÓN EN EL MATRIMONIO? Veamos lo que nos enseña la palabra de Dios.
I) SE MANIFIESTA EN EGOÍSMO Y FALTA DE EMPATÍA PARA CON NUESTRO CÓNYUGE
(MALAQUÍAS 2:14) Mas diréis: ¿Por qué? Porque Jehová ha atestiguado entre ti y la mujer de tu juventud, contra la cual has sido desleal, siendo ella tu compañera, y la mujer de tu pacto.
Por el corazón endurecido tomamos decisiones egoístas y equivocadas que dañan el corazón de nuestro cónyuge: Infidelidades, abandono, separación, etc.
Y la dureza de corazón no nos permite tener empatía con nuestra pareja, no nos ponemos a pensar cómo nos sintieramos nosotros si nos hicieran lo mismo, sino que tomamos una actitud de indiferencia que lastima aún más el corazón de nuestro cónyuge.
II) SE MANIFIESTA EN RENCOR Y FALTA DE PERDÓN
(EFESIOS 4:32) Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.
Como hombres y mujeres cristianos sabemos perfectamente que la voluntad de Dios es que perdonemos a los que nos han ofendido y que no guardemos rencor en nuestro corazón, pero por la dureza de nuestro corazón NOS NEGAMOS A PERDONAR.
Lastimosamente muchas personas perdonan con sus labios, dicen te perdono, pero en su corazón siguen guardando rencor, y su corazón se endurece aún más por la falta de perdón.
Perdonar es una decisión y un proceso de soltar el resentimiento, el enojo causado por una ofensa, en lugar de aferrarse a estos sentimientos.
¿CÓMO SABER QUE REALMENTE NO HAS PERDONADO?
Sientes que el enojo, la amargura o el dolor que sientes hacia la persona que te daño te controlan, es decir, domina tus emociones.
Sientes el deseo de «devolver el mal» o de hacer justicia por tu cuenta.
No tienes paz interior.
No puedes orar de manera sincera por la persona que te causó daño.
III) SE MANIFIESTA EN IRRESPONSABILIDAD FINANCIERA EN LAS NECESIDADES DEL HOGAR
(1 TIMOTEO 5:8) porque si alguno no provee para los suyos, y mayormente para los de su casa, ha negado la fe, y es peor que un incrédulo.
Cuando el corazón está endurecido no nos importan las necesidades de nuestro hogar, el corazón duro también es un corazón tacaño y mezquino.
Tacaño: Se refiere a alguien que es excesivamente cuidadoso o reacio a gastar dinero, incluso en situaciones donde sería razonable hacerlo. Un tacaño busca constantemente ahorrar, no porque le falte dinero, sino por una tendencia a retenerlo, aún a costa de su propio bienestar o el de su familia.
Mezquino: Es alguien que no solamente es tacaño sino que también tiene una actitud egoísta y a veces cruel o insensible hacia los demás. Describe a una persona que se niega a dar o ayudar, no solo por ahorrar, sino por falta de generosidad o empatía.
Tenemos que saber que una de las formas de manifestar amor en la familia es cuidando de las necesidades, no solamente se trata de decir que amamos, tenemos que demostrarlo tambien con el cuidado de las necesidades materiales de nuestro hogar (1 Juan 3:18) Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad.
No se trata solamente de decir : “No hay” o “No tengo” sino de ser diligentes para buscar la manera de cubrir con responsabilidad las necesidades de nuestro hogar.
IV) SE MANIFIESTA EN MENOSPRECIO Y RECHAZO PERMANENTE HACIA NUESTRO CÓNYUGE
(1 CRÓNICAS 15:29) Pero cuando el arca del pacto de Jehová llegó a la ciudad de David, Mical, hija de Saúl, mirando por una ventana, vio al rey David que saltaba y danzaba; y lo menospreció en su corazón.
El menosprecio y el rechazo en el matrimonio pueden manifestarse de diversas maneras,y estas actitudes, con el tiempo, afectan gravemente la relación. Algunas actitudes de menosprecio y rechazo pueden ser las siguientes:
Críticas constantes: Siempre señalando los errores y defectos de nuestro cónyuge, no con la intención de ayudar a mejorar sino con la intención de dañar y herir.
Desprecio en palabras o gestos: Expresiones de burla, sarcasmo, miradas de desaprobación o comentarios hirientes
Indiferencia emocional: Ignorar los sentimientos o preocupaciones de la pareja puede hacer que la persona se sienta rechazada y no importante.
Comparaciones negativas: Comparar a la pareja con otros, menosprecia su valor y contribuye a la inseguridad y el resentimiento.
Rechazar la cercanía física o el afecto, ya sea en la intimidad o en las expresiones de cariño diario,como abrazos, caricias, etc, comunica desinterés por la relación.
Desvalorización de opiniones o decisiones: Invalidar o ridiculizar las ideas o puntos de vista del cónyuge en temas de conversación o decisiones conjuntas hace que sienta que no se respeta su opinión.
Falta de reconocimiento y gratitud: No valorar ni expresar aprecio por las contribuciones, esfuerzos o detalles que la pareja ofrece, generan una atmósfera de insatisfacción y devaluación.
V) ¿CÓMO SANAR LA DUREZA DE CORAZÓN?
(EZEQUIEL 36:26) Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne.
La dureza del corazón viene por el pecado que dejamos que eche raíz en nuestro corazón, y es por eso que el único que puede sanar el corazón duro es nuestro Dios, por medio de nuestro arrepentimiento y de su perdón y misericordia sobre nuestra vida.
Podemos decir entonces que la única forma de transformar un corazón duro es ARREPENTIMIENTO SINCERO Y DESARROLLAR UNA VERDADERA COMUNIÓN CON DIOS.
CONCLUSIÓN: El diagnóstico de Jesús sobre los problemas en el matrimonio apunta a la dureza del corazón, que se refleja en actitudes egoístas, falta de empatía, rencor, irresponsabilidad y desprecio hacia el cónyuge. La sanación de estas actitudes solo puede venir mediante un verdadero arrepentimiento y una comunión sincera con Dios, quien transforma el corazón endurecido en uno lleno de amor y misericordia, alineado con Su propósito para el matrimonio.
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