¿CRISTIANOS PROSPEROS O CRISTIANOS BENDECIDOS?

TEMA: ¿CRISTIANOS PROSPEROS O CRISTIANOS BENDECIDOS?

​TEXTO: GENESIS 24:1

Cada uno de nosotros tenemos que tener bien claro que, aunque la prosperidad material es parte de la bendición de Dios no siempre una persona prospera materialmente es una persona bendecida.
En el mundo podemos ver muchas personas muy prosperas económica y materialmente, pero eso no significa que la bendición de Dios este sobre ellos
Lastimosamente muchos de nosotros y aun pastores enseñamos desde el pulpito que la bendición de una persona puede verse solamente por medio del vehículo que maneja, por la ropa que usa, por el salario que gana, por la casa donde vive, aún hasta por el teléfono celular que utiliza, pero como vemos en el texto que hemos leído que nos habla de la vida de Abraham el lo había bendecido EN TODO, y eso significa que la bendición de Dios abarca todas las áreas de nuestra vida no solo la económica y material. 
Definamos que es prosperidad: Mejora de la situación económica y social
Definamos que es bendición: Significa tener el favor y la bondad de Dios.

Es decir que para responder la pregunta con la cual comenzamos este mensaje: ¿ser cristianos prósperos o cristianos bendecidos? La respuesta es: Podemos ser ambas cosas, pero si en nuestra vida buscamos la prosperidad que viene de Dios.

En la palabra de Dios podemos darnos cuenta cuales son las verdaderas características de esa prosperidad que viene de Dios:

  1. LA PROSPERIDAD QUE VIENE DE DIOS ES AQUELLA QUE NO AÑADE TRISTEZA A NUESTRA VIDA (PROVERBIOS 10:22) 

No es bendición vivir lleno de amargura por las deudas que hemos adquirido para tener las cosas que llamamos bendición de Dios. 
¿Sera bendición tener que separar la familia y abandonar nuestro matrimonio y nuestros hijos para buscar más ingresos económicos emigrando a otro país?
La prosperidad que viene de Dios añade alegría a nuestra vida, la alegría de compartir nuestras bendiciones con nuestro prójimo (Genesis 12:2) 

2) LA PROSPERIDAD QUE VIENE DE DIOS NO ME ALEJA DE SU IGLESIA NI DE SUS CAMINOS (LUCAS 14:16-19) 
¿Te recuerdas cuando no tenías trabajo como venias y eras el primero en estar sentado para recibir el banquete de la palabra de Dios? Pero ahora que tienes trabajo y dinero no tienes tiempo para el Señor.
No podemos llamar bendición a todo aquello que nos sirve de excusa para no sentarnos a la mesa de Dios pues no hay nada mejor que sentarnos a recibir la palabra de Dios (Lucas 10:40-42) 
La prosperidad que viene de Dios me tiene que llevar a vivir con agradecimiento reconociendo de donde viene nuestra bendición (Deuteronomio 8:18) 
La prosperidad que viene de Dios debe estar al servicio de Dios (Proverbios 3:9-10) Muchos cristianos queremos que Dios nos bendiga con prosperidad, pero no queremos invertir en su Reino. 

3) LA PROSPERIDAD QUE VIENE DE DIOS NO ES DAÑINA NI PARA MI VIDA MATERIAL NI PARA MI VIDA ESPIRITUAL (3 JUAN 1:2) 
No puedo llamar bendición a todo aquello que está atentando contra mi salud física, trabajando sin descanso, no trabajando para vivir sino viviendo para trabajar. 
Muchas personas que viven para trabajar dicen que lo hacen porque tienen mucha necesidad, pero en realidad un cristiano que vive para trabajar lo que tiene es mucha incredulidad porque no confía en las palabras de nuestro Señor Jesús (Mateo 6:31-32) 
No puedo llamar bendición cuando para tener prosperidad mi corazón está lleno de afanes, de materialismo, de avaricia, que no permiten que la semilla de la palabra de Dios fructifique en mi vida (Marcos 4:18-19) 
4) LA PROSPERIDAD QUE VIENE DE DIOS NO ME HACE VIVIR COMO NECIO (PROVERBIOS 1:32) 
Como necio significa utilizar la bendición que nos da nuestro padre celestial para desperdiciarla en el pecado viviendo perdidamente (Lucas 15:13) 
Como necio significa poner mi corazón en las riquezas y no en Dios (1 Timoteo 6:10) 
Como necio significa creer que por el dinero que tengo no necesito de Dios (Apocalipsis 3:16-17) 
La bendición de Dios en mi vida me hace vivir como sabio, aprovechando bien el tiempo, no solo trabajando, no solo dedicado a hacer negocios, sino invirtiendo mi vida en el Reino de Dios (Efesios 5:15-16) 

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