PREPARANDO A NUESTROS HIJOS PARA EL FUTURO

TEMA: PREPARANDO A NUESTROS HIJOS PARA EL FUTURO

TEXTO: PROVERBIOS 22:6 Instruye al niño en su camino, Y aun cuando fuere viejo no se apartará de él.

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Seguramente cuando pensamos en preparar a nuestros hijos para el futuro lo primero que viene a nuestra mente es la preparación académica, es decir, la preparación que recibirán en el colegio, en la escuela o en la universidad, para tener una carrera que les ayude a ganarse la vida y tener un mejor futuro en sus vidas.

Pero en el texto que hemos leído para comenzar se nos dice: INSTRUYE AL NIÑO EN SU CAMINO, eso significa que los primero que debemos preparar a nuestros hijos para el futuro, no es la escuela o la universidad, sino que SOMOS NOSOTROS COMO PADRES Y MADRES DE FAMILIA.

¿CÓMO PODEMOS NOSOTROS COMO PADRES PREPARAR A NUESTROS HIJOS PARA EL FUTURO? VEAMOS LO QUE NOS ENSEÑA LA PALABRA DE NUESTRO DIOS:

I) DEBEMOS ASEGURARNOS QUE TENGAN AL SEÑOR COMO FUNDAMENTO DE SU VIDA.

(MATEO 7:24-25) Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. 25 Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca.

Como padres no podemos saber lo que nuestros hijos enfrentarán en su vida, no sabemos cuáles serán las dificultades, los problemas, las enfermedades o las tentaciones que tendrán que enfrentar en el futuro.

Es por eso que tenemos que asegurarnos que la vida de nuestros hijos e hijas esté fundada en LA ROCA QUE ES CRISTO.

Si la vida de nuestros hijos tiene un fundamento sólido, venga lo que venga a sus vidas podrán estar firmes, podrán superar la adversidad, y SOPORTAR FIRMES LAS PRESIONES DE LA VIDA.

II) MODELANDO EN ELLOS UNA RELACIÓN PERSONAL Y CERCANA CON DIOS

(SALMO 91:1-7) El que habita al abrigo del Altísimo Morará bajo la sombra del Omnipotente. 2 Diré yo a Jehová: Esperanza mía, y castillo mío; Mi Dios, en quien confiaré. 3 Él te librará del lazo del cazador, De la peste destructora. 4 Con sus plumas te cubrirá, Y debajo de sus alas estarás seguro; Escudo y adarga es su verdad. 5 No temerás el terror nocturno, Ni saeta que vuele de día, 6 Ni pestilencia que ande en oscuridad, Ni mortandad que en medio del día destruya. 7 Caerán a tu lado mil, Y diez mil a tu diestra; Mas a ti no llegará.

Seguramente todos nosotros como padres y madre de familia quisiéramos que las palabras del salmo 91 se hagan realidad en la vida de nuestros hijos, que ellos crezcan y avancen en la vida bajo la cobertura y la protección de nuestro Dios.

Pero ¿Cuál es LA CLAVE para poder lograr eso? ¡HABITAR BAJO EL ABRIGO DEL ALTÍSIMO!, es decir, desarrollar una relación personal y cercana con nuestro Dios. y eso es lo que como padres debemos modelar en la vida de nuestros hijos e hijas.

No basta con solamente decirles qué hacer, ES NECESARIO VIVIR EN CASA LO QUE SE NOS PREDICA EN LA IGLESIA, a eso se le llama MODELAR UNA RELACIÓN CERCANA CON DIOS, es decir, vivir una fe auténtica y visible, donde nuestros hijos vean en nosotros amor por Dios, dependencia de Él y obediencia a Su Palabra en la vida diaria.

III) DESARROLLANDO EN ELLOS UN PENSAMIENTO CRÍTICO BASADO EN LA VERDAD DE LA PALABRA DE DIOS

(1 Pedro 3:15) sino santificad a Dios el Señor en vuestros corazones, y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros;

Esto es muy importante pues podemos darnos cuenta que el mundo y sus enseñanzas hacen que muchos de nuestros hijos e hijas desarrollen un pensamiento crítico en contra de la Biblia y los hacen dudar de la palabra del Señor.

EL PENSAMIENTO CRÍTICO CRISTIANO es la capacidad de analizar y discernir todas las ideas, filosofías y enseñanzas a la luz de la Palabra de Dios. Implica evaluar todo no dejándonos llevar por cualquier doctrina o tendencia, SINO FILTRÁNDOLO TODO A TRAVÉS DE LA VERDAD (1 Tesalonicenses 5:21) Examinadlo todo; retened lo bueno.

Como cristianos, debemos cuestionar con sabiduría lo que el mundo nos presenta, comparándolo con la voluntad de Dios y manteniéndonos firmes en la fe.

Lastimosamente un joven que NO TIENE PENSAMIENTO CRÍTICO BASADO EN LA PALABRA DE DIOS vive exactamente como lo expresa el dicho popular: “¿Donde vas Vicente? ¡Donde va toda la gente!”, es decir, siguiendo las filosofías y pensamientos del mundo.

Como padres debemos instruir a nuestros hijos en la verdad de Dios para que puedan reconocer las mentiras del enemigo, para que puedan reconocer las filosofías, ideas y pensamientos que no van conforme a la palabra del Señor y su voluntad y para eso es NECESARIO QUE NUESTROS HIJOS E HIJAS SEAN INSTRUIDOS EN LA PALABRA Y QUE SEAN SOBREEDIFICADOS EN EL CONOCIMIENTO DE LA VERDAD.

(Colosenses 3:4-8) Y esto lo digo para que nadie os engañe con palabras persuasivas. 5 Porque aunque estoy ausente en cuerpo, no obstante en espíritu estoy con vosotros, gozándome y mirando vuestro buen orden y la firmeza de vuestra fe en Cristo. 6 Por tanto, de la manera que habéis recibido al Señor Jesucristo, andad en él; 7 arraigados y sobreedificados en él, y confirmados en la fe, así como habéis sido enseñados, abundando en acciones de gracias. 8 Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no según Cristo.

IV) INSTRUYENDOLOS EN LOS PRINCIPIOS ETERNOS POR MEDIO DE LA PALABRA DE DIOS

(1 JUAN 2:17) Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.

Hoy en día el estilo de vida de la sociedad se puede definir como algunos lo llaman: UNA REALIDAD LÍQUIDA, es decir, donde nada es sólido, estable o permanente.

La realidad líquida es un concepto propuesto por el sociólogo Zygmunt Bauman para describir UNA SOCIEDAD EN CONSTANTE CAMBIO, DONDE TODO ES INESTABLE, EFÍMERO Y ADAPTABLE, INCLUYENDO RELACIONES, IDEOLOGÍAS Y VALORES.

En este contexto, los valores cambiantes del mundo actual reflejan una moral fluctuante, donde LO QUE ANTES ERA CONSIDERADO FIRME Y ABSOLUTO AHORA SE REDEFINE SEGÚN TENDENCIAS, EMOCIONES O INTERESES PERSONALES, alejándose muchas veces de PRINCIPIOS SÓLIDOS Y ETERNOS COMO LOS QUE ENSEÑA LA PALABRA DE DIOS.

Es por eso que es urgente, es importante y necesario instruir a nuestros hijos en los principios eternos de la palabra de Dios, que no cambian, que son sólidos y firmes a pesar del tiempo (1 Pedro 1:23) siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre.

Debemos instruir en PRINCIPIOS como : El amor, la justicia, la obediencia, la santidad, la fidelidad, la honestidad, la integridad, el respeto, el temor de Dios, etc.

V) ENSEÑÁNDOLES A ENFRENTAR Y RESOLVER POR SÍ MISMOS LOS PROBLEMAS Y DIFICULTADES DE LA VIDA

(JOSUÉ 1:6) Esfuérzate y sé valiente; porque tú repartirás a este pueblo por heredad la tierra de la cual juré a sus padres que la daría a ellos.

Lastimosamente los padres muchas veces nos volvemos personas posesivas, y fomentamos en nuestros hijos APEGOS DAÑINOS, los volvemos personas inseguras, miedosos y que no saben como resolver ellos mismos su vida.

Están acostumbrados a que otros, en este caso sus padres, les resuelvan siempre sus problemas y no permiten que ellos se desarrollen como personas.

Y eso hará que cuando ese hijo o hija se case no tendrá la capacidad de resolver por sí mismo los problemas y dificultades de su hogar, sino que siempre necesitará de papá o mamá para que se los resuelva como comúnmente ocurre en muchos matrimonios.

El dicho popular “no le des un pescado sino que enseñale a pescar” aplica muy bien en la forma como debemos forjar la vida de nuestros hijos.

CONCLUSIÓN: Preparar a nuestros hijos para el futuro no significa solo brindarles educación académica, sino cimentarlos en los principios eternos de la Palabra de Dios. Debemos asegurarnos de que tengan a Cristo como fundamento, modelar una relación cercana con Dios, desarrollar en ellos un pensamiento crítico basado en la verdad bíblica y enseñarles valores sólidos que permanezcan firmes a pesar de los cambios del mundo. Como padres, nuestra responsabilidad es guiarlos para que sean fuertes en la fe y capaces de enfrentar la vida con sabiduría y confianza en el Señor.