BENDICIONES DE LA HUMILLACIÓN DE CRISTO

TEMA: BENDICIONES DE LA HUMILLACIÓN DE CRISTO

 

TEXTO: SALMO 113:1-9

 

Esta semana en la cual conmemoramos el sacrificio de nuestro Señor Jesucristo en la cruz del calvario vale la pena no solamente recordar lo que Jesús hizo por amor a nosotros, sino también reconocer todas las bendiciones que ese sacrificio hizo posibles para nosotros los pecadores.

 

En el texto que hemos leído en los primeros 4 versículos de este salmo se nos habla de la grandeza y la majestad de nuestro Dios:

 

  • a) Su nombre tiene que ser alabado,

 

  • b) Su nombre es bendito,

 

  • c) Su nombre es excelso sobre todas las naciones de la tierra

 

  • d) Sobre los cielos es su gloria.

 

Dios es santo, excelso y sublime y es por eso por lo que es importante que comprendamos que la majestad y la gloria de Dios no puede tener relación con la condición de pecado del hombre, el vs 7 nos permite comprender cual es la condición espiritual del hombre lejos de Dios:

 

  • a) Es pobre pues no tiene nada verdaderamente de valor en su vida si no tiene a Dios en su corazón.

 

  • b) Es menesteroso (alguien que carece de lo necesario para vivir) pues no tiene lo principal, no tiene la vida eterna que solo Dios da en su vida.

 

  • c) Vive en un muladar, (sitio donde se echa el estiércol y la basura) pues vive en una vida de pecado, de maldad, de vicios, y de iniquidad.

 

Para nosotros los seres humanos era imposible acercarnos por nuestros propios medios a Dios (Éxodo 19:10-12 y 24)

 

El nuevo testamento nos  confirma que a causa de nuestro pecado todos estábamos  destituidos de la gloria de Dios (Romanos 3:23) (Destituir: Expulsar a una persona)

 

Es por eso que tenemos que responder esta pregunta tan importante : ¿Cómo podía nuestro Dios con toda su majestad, con toda su gloria, con toda su santidad, relacionarse con nosotros los pecadores para rescatarnos? ¿Cómo podía llegar hasta nosotros?

 

La respuesta la encontramos en el Salmo 113:5 : Nuestro Dios tenía que humillarse, ya que el hombre no podía acercarse a Dios por su condición de pecado, Dios decidió humillare y se el se acerco al hombre, así como lo dice su palabra:

 

  • Siendo Dios tomó forma de hombre (filipenses 2:5-7)

 

  • Estando en condición de hombre se humilló hasta lo sumo muriendo en la cruz (vs 8)

 

Por medio de su humillación nuestro Señor Jesucristo nos permitió a los seres humanos  recibir grandes bendiciones para nuestra vida, para nuestro presente y también para nuestra eternidad:

 

I) PRIMERA BENDICIÓN: NOS ABRIÓ UN CAMINO LIBRE Y DIRECTO AL TRONO DE LA GRACIA DE NUESTRO DIOS (HEBREOS 10:19-20)

 

Cuando Cristo murió en la cruz el velo del lugar santísimo se partió, el camino al Padre estaba abierto para nosotros por medio de Jesús.

 

Ahora los pecadores podemos entrar libremente para recibir la gracia y la misericordia de Dios en nuestra vida (Hebreos 4:16)

 

Ya no somos rechazados, ya no estamos excluidos, ya no seremos expulsados, el camino a la vida eterna, que fue cerrado a causa del pecado allá en Edén (Génesis 3:23-24) ahora está abierto para nosotros por medio de la humillación de Jesús.

 

II) SEGUNDA BENDICIÓN: NOS HA DADO LA POTESTAD DE SER HECHOS HIJOS DE DIOS (JUAN 1:11-12)

 

Nuestro Señor Jesucristo se humilló a sí mismo, vino a su pueblo y los suyos lo rechazaron, lo menospreciaron y lo crucificaron, pero a todos aquellos que lo reciben, todos aquellos que creen en él, nuestro Señor les da el privilegio y el derecho de ser llamados hijos de Dios,

 

Nosotros que no podíamos acercarnos al Señor, nosotros que estábamos excluidos de la gloria de Dios ahora por medio del sacrificio de nuestro Señor Jesucristo se nos ha permitido formar parte de la familia de nuestro Dios (Efesios 2:19)

 

III) TERCERA BENDICIÓN: EL PERDÓN DE TODOS NUESTROS PECADOS (COLOSENSES 2:13-14)

 

Por medio de la humillación y el sacrificio de nuestro Señor Jesucristo nosotros los pecadores recibimos el perdón de nuestros pecados, Jesús en la cruz pagó el precio de nuestros pecados, él recibió nuestro castigo, él sufrió nuestros dolores, él recibió él juicio de Dios.

 

Con su sangre derramada todos nuestros pecados fueron lavados y perdonados y nos permitió estar en paz con nuestro Dios (Colosenses 1:20-22)

 

Demos gracias al Señor que por amor a nosotros se humilló a sí mismo para darnos salvación y vida eterna.

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