TEMA: ACTITUDES QUE DESTRUYEN NUESTRA VIDA
TEXTO: 2 CRONICAS 36:11-16
INTRODUCCION
El capítulo 36 de segundo libro de las crónicas nos muestra un momento muy difícil en la historia del pueblo de Dios, pues nos narra el momento exacto en el cual el reino del sur, es decir el reino de Judá, cayó en las manos de los babilonios y su rey Nabucodonosor, el pueblo de Dios comenzaba un cautiverio que duraría setenta años en Babilonia.
Pero no fue algo que ocurrió de la noche a la mañana, sino que fueron, tomando el título de una película: “Una serie de eventos desafortunados” fueron una serie de malas actitudes, una serie de malas decisiones que llevaron al pueblo elegido de Dios al cautiverio, al a destrucción de su ciudad santa, a la destrucción de su templo
El último rey antes del cautiverio fue el rey Sedequias, y sus actitudes reflejan lo que hizo que el Señor permitiera que eso pasara en la historia de su pueblo.
El Señor nunca dejo de amonestar a su pueblo por medio de sus profetas, nunca dejo de buscarlos, nunca se cansó de llamarlos al arrepentimiento (vs 15)
Pero lastimosamente ellos fueron rebeldes al llamado de su Dios, hasta que tal como lo dice el (vs 16): No hubo ya remedio.
Esta Mañana reflexionaremos en esas actitudes que llevan a la destrucción para que podamos reconocerlas en nuestra vida para evitar llegar al punto donde ya no haya remedio,
Veamos en la palabra de Dios cuáles son esas actitudes que nos llevan a la destrucción:
- PRIMERA ACTITUD QUE DESTRUYE: AGRADAR A LOS HOMBRES ANTES QUE A DIOS (VS 11-12)
- Sedequias hizo lo malo ante los ojos de Jehová, posiblemente las cosas que él hizo eran buenas ante los ojos de los hombres, posiblemente ante los ojos del pueblo lo que el rey hacia no era considerado malo o pecaminoso pero sí lo era ante los ojos de aquel que verdaderamente debe importarnos: nuestro Dios.
- Muchos cristianos basan su vida en lo que es aprobado por los hombres, por sus amigos, o por su propia familia, procuran agradar a las personas con lo que hacen aunque esto pueda desagradar a Dios.
- La palabra de Dios nos enseña que nosotros debemos siempre agradar a Dios antes que a los hombres (Hechos 5:29)
- SEGUNDA ACTITUD QUE DESTRUYE: FALTA DE HUMILDAD PARA CON DIOS (2 CRONICAS 36:12)
- Sedequias no se humillo, es decir tuvo una actitud de soberbia para con el profeta Jeremías, el cual le hablaba la palabra de parte de Dios.
- Como lo hemos dicho otras veces, no hay peor soberbia que la soberbia en contra de Dios, no humillarnos ante su voluntad, no ser humildes para escuchar y obedecer su palabra.
- Cuan alto precio pagamos cuando nos volvemos soberbios y altaneros ante el mensaje de Dios con actitudes de enojo, pero tenemos que comprender por medio de la vida del rey Sedequias que la falta de humildad ante Dios nos llevara siempre al quebrantamiento (Proverbios 29:1)
- Cuantas veces Dios ha hablado a nuestra vida y en lugar de ser humildes y obedecer su mensaje por medio de su palabra nos enojamos contra los pastores, criticamos los sermones, abandonamos la iglesia, etc. Pero no es esa la solución para tu vida, la solución es: HUMILLARNOS ANTE NUESTRO DIOS (Santiago 4:10)
- TERCERA ACTITUD QUE DESTRUYE: ESTAR OBSTINADOS EN SEGUIR EN NUESTROS MALOS CAMINOS (2 CRONICAS 36:13)
- OBSTINADO SIGNIFICA: Terco, Mantener una opinión o una decisión por encima de los argumentos razonables de otras personas o de las dificultades que se presenten.
- Es decir que el rey Sedequias quiso mantener su decisión o su voluntad por encima de la voluntad y la palabra de Dios y espiritualmente se llama: Falta de arrepentimiento.
- El arrepentimiento es volvernos de nuestros malos caminos a los caminos de Dios y eso trae bendición a nuestra vida.
- Cuando nos obstinamos en continuar en nuestros malos caminos, cuando tercamente queremos seguir haciendo las cosas que no agradan a Dios traemos destrucción a nuestra vida.
CONCLUSION: Esta mañana el Señor nos llama a ya no continuar en el error, a ya no continuar con nuestras malas actitudes, hoy es buen día para venir a el arrepentidos y que puedan venir a nuestra vida tiempos de bendición (Hechos 3:19)